Desde niña, todos hablaban de lo malo que era robar y siempre lo recordé y lo recordaré. Pero es algo inevitable para mi, algo que provoca una sensación muy intensa - creo que se llama felicidad o amor, no estoy muy segura, quizá ambas - y esta recorre todo mi cuerpo por dentro, de pies a cabeza. Es una de las cosas más bellas que sentí en mi vida, es algo adictivo y creo que lo sería para cualquiera que lo sintiera...
No hay nada que se compare con robarle una sonrisa, o mejor, mil risas contagiadas con las mias. Que juntas forman la mejor canción que nunca escuché, esa canción escrita por los dos, y es sólo para nosotros dos. De hecho no hay nada tan confortante como verlo reir, verlo feliz; tan confortante como saber que es así de feliz a mi lado, y si no fuese a mi lado lo soportaría, pero es mucho mejor así, a mi lado.
Algo similar a ser niños, cuando jugamos con cualquier cosa, porque si en la simplicidad de la vida logramos sentir todo esto, con nuestros juegos en los cuales estallamos a carcajadas juntos es mucho mejor. Es así de mejor, que hasta diría que somos dos niños, sí dos niños juntos y enamorados.