Con un nudo en la garganta, esa angustia atravesada que no la dejaba dormir. Y es que eran tantas sus preocupaciones y tan pocas sus soluciones que no lograba la tranquilidad. Tampoco encontraba un fiel consejero con quien hablar ya que hacía tiempo había perdido el rastro de su más fiel acompañante, que era su hermana del alma. Ya no contaba con nada, sus herramientas se habían agotado y las soluciones restantes no eran de lo más placenteras para ella.
Lo único en lo que le quedaba por tener fé era en el tiempo; sí, el tiempo tenía que solucionar todo, que darle una vuelta a la tuerca, que devolverle las sonrisas que le estaba robando ya hace mucho tiempo...
jueves, 10 de mayo de 2012
Desde niña, todos hablaban de lo malo que era robar y siempre lo recordé y lo recordaré. Pero es algo inevitable para mi, algo que provoca una sensación muy intensa - creo que se llama felicidad o amor, no estoy muy segura, quizá ambas - y esta recorre todo mi cuerpo por dentro, de pies a cabeza. Es una de las cosas más bellas que sentí en mi vida, es algo adictivo y creo que lo sería para cualquiera que lo sintiera...
No hay nada que se compare con robarle una sonrisa, o mejor, mil risas contagiadas con las mias. Que juntas forman la mejor canción que nunca escuché, esa canción escrita por los dos, y es sólo para nosotros dos. De hecho no hay nada tan confortante como verlo reir, verlo feliz; tan confortante como saber que es así de feliz a mi lado, y si no fuese a mi lado lo soportaría, pero es mucho mejor así, a mi lado.
Algo similar a ser niños, cuando jugamos con cualquier cosa, porque si en la simplicidad de la vida logramos sentir todo esto, con nuestros juegos en los cuales estallamos a carcajadas juntos es mucho mejor. Es así de mejor, que hasta diría que somos dos niños, sí dos niños juntos y enamorados.
No hay nada que se compare con robarle una sonrisa, o mejor, mil risas contagiadas con las mias. Que juntas forman la mejor canción que nunca escuché, esa canción escrita por los dos, y es sólo para nosotros dos. De hecho no hay nada tan confortante como verlo reir, verlo feliz; tan confortante como saber que es así de feliz a mi lado, y si no fuese a mi lado lo soportaría, pero es mucho mejor así, a mi lado.
Algo similar a ser niños, cuando jugamos con cualquier cosa, porque si en la simplicidad de la vida logramos sentir todo esto, con nuestros juegos en los cuales estallamos a carcajadas juntos es mucho mejor. Es así de mejor, que hasta diría que somos dos niños, sí dos niños juntos y enamorados.
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